Cuando te entrevistó Jorge Villacorta para “En el cielo como en la Tierra”, tuviste un sínodo confesional de un yo escindido, tus fragmentos; te soy sincero, me conmovieron. Han pasado 22 años y, ahora, nuevamente soy Alonso Velásquez en virtud de “Jedeque, el retorno del Cordero”. ¿Por qué te multiplicas en el camino al Calvario? ¿No sabes acaso que la virtud del plomo derrite a los soldados? Miguel, el discurso del idiota es canotaje inverso, canotaje hacia las montañas... Tus aguas no descienden. ¿Tienes sed?
Responde Miguel Cordero: “Ésta mañana de sol, soy catorce veces el mismo, mis pasos circulares son arcillosos y me asusto porque la laguna nos ha ahogado infinitas veces.” A la distancia los cerros son dibujados con caligrafías de Pachacchakis amarillos. No se entiende la intensidad de las flores de kisuar y tampoco la alegría de las tejedoras patabambinas. “Tengo sed. ¿La flor amarilla de Cortázar, es un Girasol de Vincent? Todo es amarillo en el camino al Calvario y, sí, tengo sed. Todo es amarillo.”
Alonso Velásquez: “Seguro tienes la bilirrubina alta y caminas a 2,300 msnm.”
MC: ¿Sabes?
AV: “Sí. Sé que ya se te reventaron los cráneos y que conoces todas las nubes, todas; así pasa cuando aleteas como un abejorro, cuando vuelas como un F-14 o un Boeing 747 o cuando vuelves a aletear como Ícaro. Ya te dije que la cera no es buena para pegar las plumas, ni siquiera para las de los pelicanos. ¿Tienes la presión alta?
MC: “Sí, la sístole ya casi llega a la excelencia colegial; al propósito, tengo media tonelada de memoria escolar en nudos de lana gris. Puro garabato en una escultura matemática de tormento.”
AV: “¿Tantas veces suicidado y aún eres un muerto sobreviviente? Miguel, ¿perdiste el juicio? Llevas una sentencia prolongada de silencio, ya no se te escucha ni los ronquidos…
MC: “Me convertí en un ventrílocuo con apnea; de hecho, nunca hubo silencio, lo que sucedió más bien fue el gusto por los susurros y los taninos con notas a chocolate. Reconozco que lo único que produjo un walkover del arte fueron circunstancias dolorosas de índole familiar las cuales golpearon el alma de mis almas. También tengo que añadir que lo extra-artístico me provocó escepticismo y hasta cierto desencanto, pero igual, la cabeza (sin cráneos) daba vueltas y vueltas, como un pollo a la brasa. Realicé acciones de titulación desde el escenario del aprendizaje a través de cursos de panadería, criminalística y también para lograr ser entrenador de futbol; eso, me tomó casi tres años, al poco tiempo, experimenté un incendio y me secuestraron; incluso, en esos momentos complejos, imaginaba pura flatulencia artística. Todo esto afectó mi peregrinaje cuya línea tiene volúmenes helicoidales y descendentes; es decir, por eso, cuando comentan que lo que hago es pura mierda, tienen razón y sólo me queda agradecer.
AV: He escuchado que a los armadillos se les caza con la luz de luna llena. Miguel, ojalá tus plumas de pelicano sean abono para las flores del kisuar. ¿Es cierto que eres un acumulador?
MC: Soy un coleccionista. Cuando tengo la sensación de estiércol, me peino unas hélices de helicóptero y me elevo por los aires para ver cómo se esconden los armadillos en sus guaridas. Soy un coleccionista de cartes de visites, placas y fotografías de época; de hecho, tengo un pacto de sepulcro con Emilio Díaz y con la melenuda fotografiada por él. Además, tengo muchas sillas de barbero, cálculos biliares, libros de autoestima y calzones de actrices, como el de Scarlett Johansson para “Historias falsas de la colección más linda del Perú”. Bastante caramelo de limón…
AV: Admiro tu insistencia por el color amarillo. Miguelón, me incomoda admitir que lo escatológico es balanza de equilibrio para que todo se regule naturalmente, pero las cosas son así, como los vientos de agosto o las madrugadas evangélicas, ¿verdad?
MC: A mí me causa ternura la intolerancia de quienes sostienen improperios que descalifican las poéticas que no practican, so pretexto que aquellos carecen de técnica, dibujo o composición y que son incomprensibles porque en ellas prevalecen las ideas… Creo que para estabilizar las cosas se tendrá que hacer una fiesta infantil. Te cuento que para mantener activo a mi papá, es un octogenario brillante con conocimientos de los más diversos, le he encargado que me ayude en el diseño y fabricación de una máquina para hacer pedos; en claro homenaje a “Cloaca” de Wim Delvoye, del cual tengo, dicho sea de paso, un par de rollos de papel higiénico. Mi padre es un Ciro Peraloca que militantemente desea descontaminar el Lago Titicaca transformando la lenteja de agua en combustible y preservando las montañas nevadas, a través del acrilato de potasio. Mi viejito lindo es un D’Artagnan.
AV: Es agosto, mes de los vientos y de la Virgen de la
Asunta o la Asunción… ” ¿Qué hay de nuevo viejo?”.
MC: En la comunidad de Patabamba, el 24 de agosto recibo el Pachacchaki o chompa para ciempiés, hecha con lana de oveja y teñida con pétalos de kisuar. Recuerdo que hace un año, exactamente, inicié las conversaciones con Don Benicio Champi y, luego, por su intermedio, con las comuneras bajo el considerando de: “y a éste chiflado ¿qué le pasa?”. Tuve que mostrar imágenes de la mochila de plata y del saco Montesinos para que me creyeran los proyectos planteados: la colección de chompas de alpacas para alpacas y la del ciempiés. Ahora, las tejedoras, están convencidas que haremos el saco/chompa Jorge Chávez para un Boeing 747 de AeroContinente, trabajo relacionado con dominios aerocomerciales y narcotráfico que seguro me tomará unos tres o cuatro años en realizarse. En estos momentos, dibujo una sonrisa frente a la incredulidad y saboreo el triunfo del sinsentido frente a los marcos perceptuales de lo real al sentir que me he transformado en una dosis reconfortante de cortisona.”
“Preguntaste citando al conejo Bugs Bunny, termino parafraseando a William Blake: ”Si las puertas de la percepción se purificaran, todo aparecería al hombre como es, infinito.” Alonso, hiperventilado empiezo a creer que el arte puede ser un disparo de rosas azules a los vientos de agosto”.
AV: “El infinito es un múltiplo de dos, cuyo resultado debe decirse con gesto adusto y ceño fruncido: “infinito, infinito…” Miguelón, ¿Cusco telúrico, te regaló la magia para alucinados?
MC: “Siento que los conejos todavía saltan dentro del sombrero; lo bello es, que cuando salen, se transforman en más conejos. Yo estoy extraviado porque no sé cuál de las 14 personas soy, a veces soy el quinto o el décimo segundo o el primero y sexto simultáneamente. ¿Me escuchaste? ¿O nos escuchaste?”
“Cusco me abriga y Patabamba me desnuda. Un yo comunitario, rural y festivo, un yo dominó que cae pieza tras pieza en recorridos poéticos, sociales y políticos. Oxígeno, eso es! Oxígeno.”
AV: Olías a naftalina… ¿Por qué aceptaste exponer?
MC: ”Probablemente en mayo del 2016 estuvimos Lautaro Arrau, Juan Javier Salazar y yo almorzando cordialmente en la casa de Iván Vildoso; al terminar, decidimos los cuatro ir por unas raspadillas. Al llegar al local, coincidimos casualmente con el “Chino” Rubén Ramos, quien de inmediato, después de una breve conversación, me manifestó su interés para que yo exponga. La verdad, no sé qué sucedió y acepté. ¿Tal vez haya sido la raspadilla de tamarindo con coco? Lo cierto es, que entre las falanges y la bóveda craneal, retiré 4m3 de herrumbre. Pude haber reconsiderado la invitación pero, la verdad, decidí que esperaría una confirmación y eso se patentó al poco tiempo gracias a la amabilidad y confianza por parte del “Chino” Rubén. El camino al Calvario, en consecuencia, ya estaba sentenciado. ¡Qué pedo!”
“Vaya, vaya… la última exposición individual que he tenido, ha sido “Turístico souvenir de mi cerebro post-incaico”, en la Academia de San Carlos, en 1997, (México D.F.). Han pasado prácticamente 21 años… no lo puedo creer, no lo puedo creer…”
Yo, les estoy particularmente muy agradecido a Juanja y al “Chelfo” Marcel Velaochaga por sus insistencias, por creer que mis pedos podrían ser muy fétidos, por alentarme en mis balidos, por recalcarme que las noches no eran de 24 horas y que las sábanas no eran de plomo; en fin, que me dejara de cojudeces y volviera a la actividad artística investido de menestra fresca. Sin embargo, debo confesar, que la incomodidad provocada por la muestra es absoluta, debido a la ansiedad que me genera y a la presión arterial que se me sube peligrosamente, muy a pesar del entorno que me estimula en perseverar, tomar las cosas con calma y producir, éste respaldo y cariño es a través de mí lindura, mí Baruch Maruch. ¿Puedo mandar saludos? Quiero aprovechar la oportunidad para resaltar a la prima hermana de Thor, a la pirata de los Mares del Norte, a Janine Soenens, quien me ha demostrado que no es simplemente una gran artista, amiga y curadora sino también un hospital. Al equipo que está alineándose…
AV: ¡Te interrumpo! ¿Miguelón, desde cuándo dejaste de preparar tú y sólo tú el maíz tostado?
MC: También podría ser un vaso de chicha… Fíjate, siento que ya no hay magia escribiendo horóscopos, ¿he cometido una serie de homicidios al monólogo? Sí, definitivamente sí; aunque el monólogo siga siendo parecido. Lo que he hecho, es salir de mi centro, mirar a los costados e intentar un recorrido de canotaje inverso hacia las montañas. En ése reconocimiento de la lateralidad, he compartido o inducido comunitariamente cierto desvarío a las tejedoras de Patabamba, con los sacos de alpaca y del ciempiés; a la excepcional Leslie Paredes, con la mochila de plata y el sostén para la vaca Gloria; a David Suca, con la pelota curtida de cuy y el recogedor de basura; a Aldo Valdivia, con las armaduras de cobre para camarones. ¿Estoy camino al Calvario? ¿Mí estabilidad emocional, se irá a la errrrrre?
AV: Me preocupa mucho lo que te pueda pasar porque lo que te suceda a ti, me ocurrirá también a mí… ¿Para qué hacer “Jedeque, el retorno del Cordero”, si pretendías ser artísticamente radiográfico? ¡Esos malditos blablablá, qué no hacen otra cosa que profesionalizar el sinsentido poético! Miguel, te conozco intestinalmente, estarás mirándote al espejo, hablando sólo en los jardines, recriminándote por compartir lo que es tuyo tuyo en caminatas sin destino cierto. Estás jodido, prepara los algodones, el Captopril, la oración y el silencio. Miguel, eres un idiota, no es sólo un discurso